El desastre de invertirlo todo en la Tierra, no en el Cielo
Salomón, el rey más rico de su tiempo, que se entregaba al placer, a las búsquedas intelectuales y a la creatividad hasta el extremo, y que tenía setecientas esposas, acabó por descubrir que una vida sin Dios era inútil y se volvió al Señor. He aquí su experiencia y su llamamiento a la conversión.