¿Por qué deberíamos creer?
Dios apela a nuestras mentes inteligentes, pero ¿le escucharemos? Nos inclinamos a dar la espalda, pero si Dios, en su misericordia, pone en nosotros sed de ciertas cosas, le escuchamos y acudimos a Él. He aquí las necesidades que nos atraen a Dios.