Los valores de las iglesias en épocas de bendición pasadas eran enormemente diferentes a los que hay hoy en día. El lema del pasado podría expresarse así: “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová, sin el cual actuaremos insensatamente, nuestras estrategias serán erróneas, nuestros esfuerzos serán desperdiciados, perderíamos nuestro camino, y no seríamos iglesias de Cristo nunca más”.