Aumenta la hostilidad de parte de los “amigos” de Job al acusarle de hipocresía. Job se aferra a su postura evangélica respecto a la gracia y defiende la perfección de Dios, pero cae en la autocompasión. Después, elocuentemente aplasta y refuta la teología liberal de los supuestos amigos, y proclama su testimonio de salvación.